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El semanario digital Aceprensa -especializado en el análisis de tendencias sociales, pensamiento y estilos de vida- ha presentado estos días un recopilatorio de sus publicaciones más importantes 2024. Realiza una agrupación por temas: política,ideas, familia,educación, cultura y comunicación y por último religión.
Nos situamos en el apartado ideas. Son cuatro artículos y dos entrevistas que reflejan sintéticamente el debate de ideas que se ha producido este año. Empezamos por el artículo de Josemaría Carabante titulado: El “wokismo”, una ideología hiperliberal. Para el análisis posterior que realiza el profesor Carabante no conviene olvidar estas palabras introductorias: Desde las trincheras de las guerras culturales, los objetivos suelen verse borrosos, confusos. En el caso del wokismo, la primera línea de batalla sitúa allí una amalgama de marxismo radical y batiburrillo posmoderno, incluyendo en ese cajón de sastre la defensa del aborto, la hostilidad a la religión o el reclamo de lo trans… Todo en uno. El punto de partida es que el conglomerado woke se produce en una sociedad como la norteamericana y es una ideología norteamericana, que ha recibido nuevas adherencias en Europa y en Canadá. Por supuesto que en medio de la historia está el 68 y sus antecedentes. Carabante señala que la sensibilidad identitaria no es propia del marxismo y sí de los círculos liberales capitalistas y anglosajones.
No se puede luchar contra una ideología si no sabemos su punto de partida, en este caso liberal o neoliberal. Una de las contradicciones del 68 y su reencarnación en lo woke consiste en hacer revoluciones desde el salón: El wokismo se ha convertido en la doctrina de la élite, en el catecismo de los revolucionarios de salón, para quienes empuñar ese estandarte es una forma de exculpación moral por el disfrute de sus privilegios. La manera, en fin, de aliviar su mala conciencia. Lo woke sirve para autojustificarse de gozar privilegios. Al menos hay cinco promociones de graduados en universidades woke. Es fácil ser woke. Los woke y el wokismo no solucionan nada de lo que intentan solucionar, pero permite a sus seguidores vivir tranquilos y justificados dentro del universo liberal capitalista.
La llegada de Trump a la presidencia va a necesitar una adaptación para algunos de estos wokistas norteamericanos. No habrá problemas: es fácil ser woke. Sin embargo, Europa está en plena batalla cultural mediática con este tema. En España son muchas las leyes de inspiración woke con desastrosas consecuencias ¿Han solucionado alguno de los problemas que intentaban solucionar? Respondan ustedes mismos. La realidad es que ahora se intenta sustituir el tradicional Feliz Navidad primero por un simple reductor Felices fiestas y finalmente tras un entrenamiento de varios años por un Feliz solsticio de invierno. Triste empeño pero inútil. Con la llegada del solsticio de invierno los días empiezan a alargarse. Hay más sol como se dice en el Evangelio del 24 de diciembre:
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Este laicismo, un poco esperpéntico pero laicismo, intenta agredir el cristianismo navideño y si es posible borrarlo de estas fiestas. La batalla en Europa, según Carabante, hay que darla en las leyes y en la educación. En el salón no hay revoluciones pero sí justificaciones.
He escogido, en segundo lugar, esta magnífica reflexión de Isabel Rodríguez Maisterra El asombro: una emoción que nos vacuna contra el individualismo y la polarización : ¿Qué ocurre en nosotros cuando estamos ante una puesta de sol espectacular? ¿O qué experimentamos en la cumbre de una montaña contemplando el paisaje a nuestros pies? ¿O al observar a un bebé que da sus primeros pasos, al ver a un deportista que bate un récord mundial, al escuchar una pieza musical que nos pone la piel de gallina, al deslumbrarnos por una idea genial? Esto es el asombro, una emoción que puede ser la llave a una vida más plena… al alcance de nuestra mano. La emoción del asombro es esencial para la vida. Es un sentimiento de inmensidad ante algo superior a nosotros ya sea un paisaje, una persona, una idea o una obra artística.
El asombro reduce el yoismo y nos acerca a la amabilidad y a la generosidad: Los investigadores [Dacher Keltner y Jonathan Haidt] concluyen que la relación entre asombro y humildad tiene que ver con que ambos te dan la medida de tu realidad: “El asombro, que surge cuando uno se enfrenta a la inmensidad y a la complejidad del mundo, ayuda a los individuos a ganar perspectiva sobre su importancia y su lugar en él”. Y esto conecta con otro de los efectos positivos del asombro: la apertura mental, pues ésta sólo es posible desde una posición de humildad. La humildad rebaja los grados de polarización para escuchar y entender a los que no piensan como nosotros. El asombro nos sitúa en el presente: el pasado es pasado y el futuro está por venir. El tiempo se expande con el asombro. Pero para mirar con admiración asombrada es necesario como dice la autora un cierto esfuerzo: El asombro puede estar ahí, a la vuelta de la esquina. Eso sí, requiere cierto entrenamiento: pararse, mirar las cosas como si fuera la primera vez, abrir los sentidos para poner atención a lo que escuchamos, lo que vemos, lo que olemos… Por eso, el contacto con la naturaleza es una buena forma de empezar, porque nos saca de la rutina y pone ante nuestros sentidos algo novedoso. Lo bueno es que, una vez que uno empieza a asombrarse, las experiencias de asombro se van multiplicando y le sorprenden donde menos se lo espera.
Finalizamos con el mensaje de esta entrevista realizada por Jaume Figa Vaello, Enric Benito: “Acompañar en el final de la vida tiene premio: te conmueve y te transforma”. El doctor Benito compara el momento de la muerte con el momento de nacer. En diálogo figurado con un bebé en el vientre de su madre le dice que se prepare para nacer y el bebé contesta que está muy a gusto y que no sabe lo que es nacer. Pero vas a nacer te pongas como te pongas le dice el doctor.
El tema de la entrevista y del libro El niño que se enfadó con la muerte parte de esta experiencia: Hubo un día en que Enric Benito –tenía diez años– vio fallecer a su abuelo, después de una enfermedad muy dolorosa. Y se enfadó. Se enfadó con la muerte porque fue inclemente con aquel a quien tanto amaba y que tanto le amaba. “Me desgarró por dentro, me indignó. Esto no podía quedar así. Había que cambiarlo. Aquel niño –cuenta Benito– se prometió cambiar las cosas, porque aquello no podía seguir ocurriendo”.
Como consecuencia se dedicó a cuidar enfermos con cuidados paliativos. Dice Enric Benito: “Y la persona no es un cuerpo. La suerte que tenemos los que nos dedicamos a los cuidados paliativos es que no curamos a nadie y, como no podemos curar a nadie, no hay manera de esconderse detrás de un TAC” […] “Morir es normal y, además, es seguro. No es más que una parte de la vida y, si llegas bien vivido, vas a morir bien”. Y lo más terrible: “Por esto me parece bastante injusta la falta de recursos que tenemos en este país en cuidados paliativos. A cambio, nos vienen con la ley de eutanasia, hecha para aparecer en una foto barata. Yo te diría que un uno por diez mil personas pide la eutanasia; los otros 9.999 necesitan cuidados. Empezar por la ley de eutanasia, cuando no existe una ley de cuidados paliativos en este país, no es empezar la casa por el tejado, sino por la antena de televisión, cuando no tenemos ni los cimientos”. En Canadá la eutanasia dejó más de 15 000 muertos en 2023. Todo empezó con esta foto para acusar a J.Trudeau en las elecciones de 2019.
y se convirtió a partir de esta foto en el presidente número uno del wokismo
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