Oxford English Dictionary ha elegido el concepto ‘brain rot’ como palabra del año tras votaciones, debates y análisis de datos lingüísticos. El concepto quiere decir literalmente podredumbre cerebral en español. Un término demasiado abierto en su significado español que invita a pensar en algo que no es lo que realmente significa. No se trata de tener pensamientos asquerosos, degenerados, devaluados o podridos en su calidad como tales pensamientos. Ya que el término en inglés ‘brain rot‘ es utilizado por los usuarios de TikTok (230% más entre 2023 y 2024) como desprecio de las tendencias lingüísticas que continuamente se observan en esta red social. O más bien, profundizando un poco más en el concepto, en realidad se está señalando la poca calidad de los contenidos en línea y de su consumo excesivo que produce un estado al margen del mundo real. Como dice ReasonWhy. : Estás tomando algo con un grupo de amigos y alguien está utilizando constantemente términos como “NPC”, “very demure”, “girl dinner” o “cheugy” en su conversación. Es posible que esa persona sufra el denominado “brain rot”, que de manera literal se traduce como “cerebro podrido” y que designa el impacto que el consumo excesivo de temas, personajes o actividades relacionadas con el contenido online puede causar tanto en la cultura como en las capacidades cognitivas.
FundéuRAE, selecciona entre doce candidatas la palabra del año 2024 en España. Lo hace así desde 2013. El pasado año 2023 fue elegida la palabra polarización. Todo un acierto que desgraciadamente comprobamos diariamente en el terreno político, con igual o superior intensidad, durante todo este año 2024. Algunas de la palabras seleccionadas lo reflejan, también, en su propia semántica: [están por orden alfabético] alucinación, dana, fango, gordofobia, inquiokupa, mena, micropiso, narcolancha, pellet, reduflación, turistificación y woke.
El próximo jueves 19 de diciembre se elegirá la palabra del año 2024. Algunos de los términos ya seleccionados necesitan alguna explicación. Alucinación según el DLE RAE significa acción de alucinar o en su segunda acepción sensación subjetiva que no va precedida de impresión de los sentidos. La elección del término por parte de FundéuRAE se produce por una ampliación de su significado cuando se ha producido una información equivocada desde los diversos ámbitos de la inteligencia artificial. Por ejemplo, en el diario La Razón Sofía Campos decía ayer lunes: Cada vez es más común encontrarse frases como las siguientes: “Exinvestigadores del MIT crean solución para evitar las ‘alucinaciones’ de la inteligencia artificial”, “Microsoft asegura que las ‘alucinaciones’ de la IA serán cosa del pasado en poco tiempo” o “Por qué la IA puede ‘alucinar’ y cómo evitar que lo haga”. O sea que se está refiriendo a información falsa o errónea generada por la IA. Un poco confuso me parece este designador. Al utilizar este término parece que hay un cierto tono de disculpa por el error cometido. Y no digamos la confusión que genera esta ampliación de significado para las personas que alucinen realmente (primera acepción DLE) o más todavía para aquellas personas o entidades que generan bulos o noticias falsas de forma consciente sin alucinaciones.
En segundo lugar, requiere explicación concreta otro término que nos está afectando y nos afectará a lo largo de 2025 de forma importante a nuestros bolsillos. Esta es la definición de FundéuRAE: El encarecimiento de los bienes y servicios en los últimos meses no solo se traduce en unos precios más elevados, sino en ocasiones también en un producto de menor tamaño al mismo precio. Por este motivo, la voz reduflación, acrónimo formado a partir de reducción e inflación, ha sido otra de las más repetidas durante 2024. Se escribe con una sola ce (no reduflacción).
En tercer lugar, conviene matizar el término woke de lo que dice FundéuRAE: Se suele traducir este anglicismo como adjetivo informal con el significado de ‘sensible ante las injusticias’, y en español se utiliza tanto de manera positiva como negativa en múltiples contextos. Se escribe en cursiva si se pronuncia igual que en inglés (más o menos /wóuk/), pero puede adaptarse y escribirse en redonda y sin comillas si se pronuncia tal como se escribe, /wóke/. La descripción es esencialmente lingüística como corresponde a la labor de Fundéu. En España se empezó a analizar el wokismo como movimiento ideológico hacia el 2012. A partir del 2019 comenzó a utilizarse en tertulias y en debates. Los periódicos, especialmente algunos digitales, comenzaron a profundizar en sus raíces filosóficas al tiempo que en sus consecuencias culturales, sociales y políticas. Entre 2022 y 2023 el uso empezó a generalizarse también con la publicación de libros y con referencias concretas a los políticos y a las políticas woke.
Con motivo de las elecciones norteamericanas el término woke se ha hecho más popular, me refiero a España, y se ha empezado a utilizar con normalidad. Aunque solo un sector de oyentes, lectores y televidentes sepa con exactitud en qué consiste lo woke. Kamala Harris ha representado lo woke en su más pura expresión. Llegó a decir que todos y todo debería ser woke. Trump, por el contrario, ha representado el antiwoke total. La frecuencia de su utilización, con este motivo, ha situado al wokismo sin -ismo como una de las candidatas a palabra del año. Conviene recordar, sin embargo, algunos rasgos. Lo woke es un movimiento revolucionario de componente marxista que erupciona a través de corrientes ideológicas diversas y que tiene como fin la destrucción de la cultura occidental empezando por la democracia. No conviene olvidarlo. En el fondo es una ideología reaccionaria, tribal, que sitúa a la izquierda como un sentimiento no como un sistema estructurado de pensamiento político. Y por tanto, ser de izquierdas, ser de una izquierda auténtica, no es ser woke.
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