Sostenibilidad sin nadie que pueda disfrutarla

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Ignacio Aréchaga ha publicado durante once años su blog El Sónar en Aceprensa (https://elsonar.aceprensa.com/). En 2023 falleció el 30 de junio. Fue director del semanario cultural Aceprensa durante más de treinta años.

Aceprensa, desde 1970, analiza cada semana las tendencias sociales, las corrientes de pensamiento y los estilos de vida (https://elsonar.aceprensa.com/). Desde una visión e inspiración cristiana intenta defender la dignidad humana sin partidismos políticos y con reflexiones serenas y enfoque internacional. Como dice Salvador Bernal de Ignacio (https://www.aceprensa.com/cultura/comunicacion/gracias-ignacio/), amigos y compañeros desde Barcelona en las tareas del periodismo cultural: Pronto, los contrapuntos de Ignacio –auténtica expresión de su personalidad y de su estilo– se convirtieron en un emblema del espíritu abierto y dialogante que intentábamos proyectar en Aceprensa, también cuando era preciso entrar a fondo con visión crítica: aportar ideas y hechos, a veces acumulativos o contradictorios en sí, sin prejuzgar apenas conclusiones: mejor que el lector calibrase los diversos enfoques, formase su criterio y decidiera con libertad.

Nos parecía el mejor modo de contrarrestar algunos climas propios del tardofranquismo, así como la naciente amenaza de intolerancias, fundamentalismos y nuevas inquisiciones, que se reflejaban ya en los albores de lo políticamente correcto –hoy impuesto–, nacido en los campus universitarios de Estados Unidos.

Aceprensa, con gran acierto y agradecimiento, está publicando una selección de artículos de Ignacio con la posibilidad de leer en su blog cualquiera de los publicados a lo largo de estos doce años. El último antologizado se titula Generaciones insostenibles ( https://elsonar.aceprensa.com/generaciones-insostenibles/).

Aréchaga señala con acierto la contradicción entre hablar continuamente de sostenibilidad sin que en ningún momento se plantee la sostenibilidad demográfica: Con una tasa de fecundidad de 1,55 hijos por mujer como media en la UE, ningún país europeo asegura la sustitución de generaciones, que exige al menos un 2,1. En España, con una tasa de 1,3, estamos incluso por debajo de esa media ya de por sí insuficiente. En los discursos de los dirigentes europeos, dejando aparte las medidas de recuperación demográfica puestas en marcha por el presidente francés Macron -contradictorias con el aborto como derecho constitucional- no se escucha ni una palabra en los foros de la UE. Y resulta cuanto menos irónico, por no decir cínico, llamar a los fondos europeos Next Generation. La conclusión es evidente: Ya es hora de reconocer que ninguna sostenibilidad es posible si no aseguramos que la misma población sea sostenible. Si se trata de satisfacer nuestras necesidades sin comprometer los recursos de las generaciones futuras, lo primero y principal es no recortar el empuje demográfico que hará posible el aprovechamiento de los recursos.

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