“Comprendo las críticas a mi gestión, pero mantengo mis decisiones” (Angela Merkel) (2)

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Merkel, Angela; Baumann, Beate. Libertad. RBA Libros.

Merkel acaba de decir en RTVE que a pesar de mantener sus decisiones entiende que no todo salió perfectamente. De la entrevista Angela Merkel excluye hablar sobre el posible acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania. Aunque dice, con cierta indignación, que Vladímir Putin le mintió a la cara sobre el tema de Crimea. Trump se negó estrechar su mano (2017) y Putin hizo entrar a su perro en una entrevista entre los dos a sabiendas del temor y fobia que Merkel tenía a los perros tras una mordedura en 1995.

Una de sus decisiones más importantes que en estos día cobra especial relevancia es la acogida de más de un millón de refugiados sirios.

Desde 2011 tuvieron que huir de la guerra en Siria más de seis millones. Bashar Asad, ahora huido y refugiado en Rusia, ha tenido el país en aparente paz bajo un régimen dictatorial. Los refugiados de Turquía, tres millones, ven la posibilidad de volver a su tierra ¿Pero cómo reconstruir Siria? Merkel decidió dar asilo (4 de septiembre del 2015) a un millón de sirios con dos ideas importantes en la cabeza. Una de ellas fue que Europa es un continente de acogida: De esta manera pude hablar con Faymann sin causar ningún revuelo. Antes de llamarle, pude ver en mi iPad las imágenes de innumerables refugiados que desde Budapest se dirigían por su propia cuenta a pie por la autopista hacia la frontera entre Hungría y Austria. Sentí que había llegado la hora de tomar una decisión. Si Europa no quería permitir que se produjeran muertes en la autopista, había que hacer algo. La segunda idea fue el recuerdo de los refugiados de Praga huyendo de los tanques del pacto de varsovia al contemplar las imágenes de los refugiados sirios que llegaban desde Budapest: Si bien el Reglamento Dublín III contenía el llamado derecho de autoentrada, según el cual un Estado miembro podía decidir hacerse cargo del procedimiento de asilo de un refugiado, refugiado, incluso si llegó primero a otro Estado miembro de la UE, aún no se vislumbraba una solución viable. Por otra parte, en mi carrera política había pronunciado muchos discursos defendiendo que la dignidad humana es intangible y que este artículo de nuestra Constitución no es solo válido para nosotros los alemanes, sino que se aplica a todo el mundo. Para mí, esto venía a decir que toda persona, independientemente de si tenía o no posibilidades de quedarse en Europa, tenía derecho a un trato humano, tanto en Alemania como en el resto de Europa. Quería seguir trabajando en este sentido, y tenía claro que sin Alemania no sería posible controlar la situación.

Refugiados sirios

La periodista Sara Tejada comenta sobre lo que Merkel dice en el libro: Según la excanciller, no solo intuyó el ataque ruso, sino que intentó, desde los márgenes de sus funciones, preparar a Europa para esa posibilidad. Su conocimiento de la personalidad de Putin y su análisis de las tensiones entre Oriente y Occidente le llevaron a alertar a sus colegas europeos. Sin embargo, como escribe con su característica templanza, “hay advertencias que se pierden en el eco del optimismo”. (…) Ese aprendizaje forjó a una líder que prefería escuchar antes que hablar, analizar antes que actuar. Era capaz de imponer su autoridad en una reunión internacional sin levantar la voz, simplemente desplegando argumentos como piezas en un tablero. Merkel fue, y sigue siendo, una maestra del equilibrio, esa cualidad casi imposible que permite a una nación mantenerse fuerte sin ser agresiva, y flexible sin ceder a la presión.

Otra cuestión que los lectores pueden encontrar analizada en profundidad es la acusación de la dependencia energética alemana del gas ruso que es más barato que otras opciones. Hizo, como cuenta ella misma, todo lo posible desde 2008 para evitar la guerra de Ucrania.

Sobre el Brexit opina que es una desgracia para la Unión Europea. Se acusa ella misma de no haber intentado alguna acción más potente para ayudar a David Cameron.

Trump ahora tras su elección, ante los recientes sucesos de Siria, dice que el mundo se ha vuelto loco. Y más todavía se va a volver si no contamos con una estadista como Angela Merkel. La única posibilidad es que los grandes mandatarios mundiales lean sus memorias y aprendan de sus reflexiones y experiencias. Pero Europa está convulsa y dividida. Las elecciones alemanas serán el 23 de febrero de 2025. Nada es igual sin Merkel: —Siempre he deseado y me he propuesto ocupar mis cargos de política de Estado y de partido con dignidad y un día, también, abandonarlos con dignidad. (…) Cada uno para sí mismo y todos conjuntamente, ya que la libertad no es individual, la libertad tiene que ser válida para todos.

Angela Merkel es despedida con una emocionante ceremonia militar: Gran retreta nocturna.

Un libro imprescindible. Muy bien escrito, con una magnífica técnica para relatar los hechos al tiempo que se realizan análisis y opiniones.

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