¿Por qué razón el wokismo se ha unido a la causa islamista más o menos radical? Las grandes tesis que sintetizan lo woke (feminismo interseccional, defensa de las minorías étnicas y sociales, antirracismo, cultura LGTBI, etc. ) no parecen ser respetadas en las naciones árabes en general y mucho menos lo son en aquellos países que asumen de forma radical el fundamentalismo islámico. O sea, que en Irán por ejemplo es imposible imaginar que se permita o se tolere ninguno de estos mantras woke antes mencionados. Más bien todo lo contrario. ¿Entonces? ¿Cuál es la razón por la cual se ha producido esta unión de causas ideológicas? Porque tienen un mismo fin coincidente: el desprecio por la cultura occidental y su destrucción.
Nunca se oirá una crítica, por parte de los políticos woke, contra la situación de las mujeres, ni contra el riesgo mortal en el que viven los homosexuales, ni una protesta por la persecución de minorías religiosas no islámicas. No son, por tanto, unas víctimas adecuadas para los propósitos de un político woke. No sirven para conseguir el objetivo final de un occidente islamizado a través de la política y de la cultura woke. Como dice Irene González (08/05/2024 Vozpopuli) al comentar la contradicción suicida sobre este tema en muchos sectores culturales de la sociedad occidental: El auto odio es algo a tratar de forma urgente en nuestra sociedad perdida y vacía. Qué lleva a mujeres libres occidentales, a homosexuales de San Francisco y a estudiantes universitarios transexuales, transgénero o no binarios a defender el Islam es algo que merece respuesta, denuncia y oposición férrea para quienes aún mantenemos la cordura en este manicomio de descivilización. En el fondo, sigue diciendo, es que Occidente parece odiar su propia cultura y desea ser, en su vacío, dominado por sus propios enemigos: Muchos creen que el choque entre la cultura woke y el occidente islamizado provocará un despertar en la progresía. Olvídense. Son aliados naturales en su guerra para eliminar al enemigo común, usted, Occidente. Pero sin ninguna duda la victoria sería del islamismo con una mezcla de control tecnológico. Un verdadero Cuento de la Criada. Una pesadilla que combatiré mientras tenga voz en un mundo que un día fue libre que persigue la verdad.
El wokismo considera que el testimonio de la victima y la propia víctima son intocables e incuestionables. Incluso aunque los hechos no sean verificados. En el otro lado están los agresores de los que no cabe opinar ni establecer ningún matiz sobre su culpabilidad. Los hechos ya no sirven si ha empezado la caza de brujas.
Como tampoco son wokevíctimas los mil doscientos muertos producidos por Hamas en Israel. La elección woke ha recaído en las víctimas civiles de la franja de Gaza tras la invasión del ejercito israelí. Frente a esta circunstancias no es posible exponer una posición equidistante y equilibrada. Ni hablar de terrorismo ni de atentados: unos son víctimas y otros son agresores. A principios del pasado mes de abril publiqué un post titulado Ser de izquierdas no es ser woke en el que comentaba lo siguiente: Los conflictos identitarios sitúan a la víctima como incuestionable. Si un político de izquierdas condena algunas de las acciones de Israel en Gaza tiene a su vez que posicionarse necesariamente a favor de Hamas sin incurrir en matizaciones. El izquierdista que no lo haga de forma expresa entrará en el baúl de los reaccionarios neofascistas. La cancelación de la izquierda woke dará la vuelta a la llave y echará el cerrojo.
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