El 21 de abril ha sido el último día de la exposición Surrealismos. La era de la máquina que ha mostrado 125 piezas sobre cine y fotografía, pintura y escultura. En palabras de Pilar Parceprisas, comisaria de la muestra: el surrealismo descubre el cuerpo como máquina, que elabora sueños, que genera el deseo erótico y desvela la fuerza del inconsciente y la irracionalidad como fuerza creativa.
El título de este post es uno de los versículos del poema Los ángeles de las ruinas que pertenece al libro Sobre los ángeles (1929) de inspiración y estilo surrealistas. Los ángeles de Alberti tienen un precedente apocalíptico (ángel de la ira, ángeles crueles, ángeles de las ruinas, ángeles bélicos). Van acompañando al poeta por un mundo que no entiende en medio de una profunda crisis existencial. Pero no solo queda reflejada la angustia personal de Alberti, sino que, a través de las imágenes surrealistas de este poemario, se universalizan los sentimientos de congoja y desasosiego ante la contemplación de un mundo que se desmorona:
Pero por fin llegó el día, la hora de las palas y los cubos./No esperaba la luz que se vinieran abajo los minutos/porque distraía en el mar la nostalgia terrestre de los/ahogados./Nadie esperaba que los cielos amanecieran de esparto/ni que los ángeles ahuyentaran sobre los hombres astros/de cardenillo./Los trajes no esperaban tan pronto la emigración de los/cuerpos./Por un alba navegable huía la aridez de los lechos.
El surrealismo tiene una fecha iniciática si se parte del primer manifiesto surrealista a cargo de André Breton en 1924: estamos un siglo después. Breton había militado antes en el Dadaísmo que intenta romper con toda norma artística precedente a través de la experimentación provocadora tratando de generar polémica e incluso malestar.
Las performances y los collages han conseguido permanecer vigentes hasta el arte de nuestros días. Pero el dadaísmo es una vivencia inspiradora clave -el cubismo lo es también en su versión literaria- como detonante del nacimiento del surrealismo con algunas consecuencias de los principios dadá: El verdadero arte está escondido a todos los que buscan con el cerebro la explicación inmediata del misterio. Por un lado, el surrealismo incorpora el psicoanálisis de Freud tratando de liberar la mente, dejando que aflore el inconsciente y el subconsciente para la creación artística. Se busca el automatismo psíquico puro, la escritura automática para liberar el poder creativo de la psique. El subconsciente y la vivencia onírica tienen que volar sin trabas al exterior, dejando que la pluma se deslice con libertad sobre el papel.
Más tarde se incorpora un segundo principio filosófico, el marxismo. No se trata solo de liberar el poder creativo del hombre sino también a toda la sociedad del poder opresor del capitalismo. Estamos en los prolegómenos de 1929 y en los albores de una nueva guerra. Es la primera vez que Freud y Marx se encuentran en el siglo XX. La segunda será con H. Marcuse (1898-1979) en Mayo del 68. El surrealismo se extiende enseguida por la literatura, por el cine y la fotografía y por la pintura y la escultura. Incluso hay expresiones que han quedado incorporadas a la lengua cotidiana hablada y escrita: me encontré en un ambiente surrealista, ha sido un debate surrealista, he vivido una auténtica experiencia surrealista. En fin, sirve para expresar lingüísticamente vivencias incomprensibles, extrañas, ilógicas e irracionales.
Y por lo tanto, el adjetivo surrealista se aplica a muchas de las situaciones vividas en lo que llevamos de 2024. Algunas de ellas son tan increíbles que para expresarlas, calificarlas o catalogarlas necesitan una reflexión con estas palabras de André Breton:
[…]el secreto del surrealismo radica en el hecho de que estamos persuadidos que alguna otra cosa está escondida tras esas realidades.
Por desgracia, parezco actuar en un mundo en el que, para llegar a tener en cuenta sus sugerencias, estoy obligado a servirme de dos clases de intérpretes; unos me traducirán sus frases, y los otros, que es imposible hallar, comunicarán a mis semejantes la comprensión que yo haya alcanzado de estas frases.
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